Uno de los cambios ocurridos en la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado de la UCT, durante este primer mes, se dio en la Dirección de Innovación y Transferencia Tecnológica. Su nuevo director, MBA. Claudio Soler Álvarez en esta entrevista presencial, entrega sus primeras impresiones tras asumir su cargo.
¿Cómo asume este nuevo desafío en la Dirección de Innovación y Transferencia Tecnológica de la UCT?
Con mucha responsabilidad y humildad. Tuve la suerte de conocer el trabajo de la Diritt antes de asumir la dirección, por lo tanto, conozco las complejidades que tiene y admiro a los que han pasado por este cargo. Espero estar a la altura de mis antecesores y también de los desafíos que tiene esta dirección que sigue siendo muchos. Es una dirección bisagra de la universidad, porque está mirando e interactuando al interior y exterior de la misma, dado que los vínculos son importantes dentro de la universidad como para la construcción de un entorno favorable. Entonces, hay que saber comunicarse en los dos lenguajes, el lenguaje académico-científico y el lenguaje que le interesa al sector productivo, industrial y político.
Estoy muy tranquilo, porque el equipo que tengo en la Diritt, es muy comprometido, competente. Esa es la tranquilidad y el aliciente para atreverme haber asumido el desafío, la verdad sin este equipo jamás hubiera tomado la decisión de postular al cargo.
¿Cuáles han sido los principales logros en la dirección?
La Diritt hace mucho tiempo viene de un proceso de crecimiento y de consolidación. Donde cada año da un paso significativo en el reconocimiento interno y también externo. He sido testigo de ese proceso de validación al interior de la comunidad universitaria y del reconocimiento hacia afuera.
Los principales logros radican en ir mejorando los servicios a los clientes internos que tiene la dirección en términos de calidad y diversidad; a la vez ir incursionando en distintos niveles de vinculación con el mundo exterior. Y eso lo ha hecho la Diritt, no solamente a partir de instrumentos, sino que a través de posicionarse en ciertas temáticas. Ejemplo la inocuidad alimentaria, los recursos hídricos, la agricultura regenerativa, la innovación en salud, los modelos sociales novedosos, entre otros… Por ejemplo: hoy día la universidad dispone de un Instituto Interdisciplinario del Agua, que surge al alero de la Dirección de Innovación.
Yo diría que seguir trabajando fuertemente en la protección de la propiedad intelectual, el licenciamiento de las tecnologías que se generan en la UCT, es un desafío que no se termina nunca, y si bien es cierto se ha avanzado, creo que aún nos falta mayor posicionamiento de una cultura interna Es un tema, en la cual todos los esfuerzos de investigación debieran apuntar o concluir en una mirada de licenciamiento, aunque no necesariamente, en un corto plazo. Creo que hemos avanzado, pero el desafío es grande e implica mucho más trabajo.
En general percibo que la innovación, en nuestra universidad, si bien se conversa y se conoce nos aún falta impregnarla en las acciones del día a día, que pase a ser una conducta. No solamente una actividad puntual, no un suceso, sino un comportamiento permanente de todos los estamentos, porque la innovación no significa necesariamente crear un producto, significa una forma distinta de aplicar conocimientos, de generar nuevas cosas y prácticas. Por lo tanto, implica más bien una conducta de vida y en eso tenemos mucho camino por recorrer.
El proyecto que estamos ejecutando Innovación de fortalecimiento del ecosistema de innovación interna, nos está ayudando en eso.
En relación al proyecto: ¿por qué se debe innovar?
Bueno, porque hoy en día la innovación, no es sólo una necesidad, es un imperativo, es una urgencia. El mundo se mueve a una velocidad vertiginosa y quien no es capaz de adaptarse a esa condición, es muy probable que el mundo lo deje atrás, en este sentido la UCT, por esencia tiene que ser un faro, una guía, una entidad que prospecte al futuro y ayude en su construcción.
En consecuencia, la innovación es una condición para el desarrollo de las instituciones y de las personas, que no solamente podemos dejar en el discurso. Insisto, ¡tenemos que empezar a vivenciarla!, si no el mundo y su desarrollo, el adelanto, el nuevo conocimiento nos va a ir superando. Si no innovamos, vamos a morir como sociedad más temprano que tarde, a ese nivel dramático es el diagnóstico.
¿Cuál es su rol para transmitir la innovación y la transferencia tecnológica desde las áreas de operación?
El rol siempre debe ser de alguien que está convencido de lo está proponiendo e invitando a una realidad posible. Por ende, uno mismo tiene que tratar de ser lo más innovador posible en sus mensajes, sus conductas y en la forma como esperar resultados. Entender que muchas veces más que resultados, lo más interesante y valioso es el proceso para llegar allí. Entender que las personas tienen distintas formas de aproximarse a los problemas y a las soluciones. Por consiguiente, no hay una única verdad, no existe una única solución y debemos estar preparados para entender que diferentes caminos nos pueden llevar a un resultado exitoso y compartido.
Hay que ser muy flexible, abierto. Fundamentalmente a escuchar más que hablar, y creo que ese es el rol del líder en este caso para promover y generar cambios en las conductas de las personas su grupos o redes de vinculación.
¿Qué espera de la Diritt?
¡Uh!, yo espero que el equipo siga conservando la misma mística y disposición de seguir creciendo para construir más realidades. Y espero que la Diritt de la UCT, sea reconocida como una de las importantes de las universidades chilena. Yo aspiro a lo máximo, porque creo que se puede hacer. Espero que el entorno no las haga difícil sobretodo en la tarea, pero también va ser labor nuestra generando condiciones para que el medio nos reconozca, facilite el camino y nos acompañe.
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Claudio Soler Álvarez, médico veterinario, egresado de la Universidad de Chile, Magister en Administración de Empresas (MBA) de la Universidad Mayor. Con más de 25 años trabajando en Innovación Agraria, se desempeñó en el Ministerio de Agricultura, específicamente en la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), a nivel nacional por 20 años. En el año 2005 se traslada a la Araucanía para abrir la oficina técnica de FIA, asumiendo posteriormente, desde el año 2007 al 2018, la representación institucional para las regiones de La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. En 2018 ingresó a la UC Temuco, a la Diritt, como gestor de vinculación.